Querido
S:
Imagino
que Vuecencia conocerá lo que decía el Maestro Umbral, quien
afirmaba seriamente, que lo mejor que había escribo era un plagio de
un diccionario francés, pero sólo él podía decir esas cosas a
modo de ironía.
Sin
embargo tengo que reconocer sin el menor rubor, que lo mejor sin duda
de este blog, son los comentarios del Viejo Lobo, así, y lo que es
más os tengo que reconocer que si existe este blog es para que él
lo ilustre con sus comentarios.
Como
bien sabeis el Viejo Lobo, es lo contrario, en lo referente a la
oratoria, que su augusto progenitor, el Gran Viejo Lobo, pues este
último huye de los pleonasmos. Como Vuecencia sabe, el pleonasmo, no
es más que añadir más palabras de las necesarias para expresar
algo. Así por ejemplo el Gran Viejo Lobo, si por un casual se
encuentra en una reunión en la que el aire acondicionado no
funciona, nunca dira algo así como “les hago constar a los aquí
presente, que el aparato catalizador y la vez humificador, y que
permite que tengamos una adecuada conversación y un mejor ambiente,
pues mantiene de forma más que perfecta una saludable temperatura,
presenta ciertas anomalias que impide su funcionamiento adecuado, y
que estoy empezando a notar”, no el Gran Viejo Lobo no diría
exactamente esto, si no más bien esto “ese aparato es una mierda,
y no va”. Como veis Sire, que extraordinaria riqueza sintáctica
tiene esa sentencia en una pocas palabras, “Introducción, Nudo y
Desenlace”.
Por
el contrario el Viejo Lobo, utiliza más palabras para ser un poco
menos contundente, pero igual de expresivo.
Porque
teneis que saber que el Viejo Lobo, siempre consigue lo que quiere,
lo que es más recuerdo que hace poco tiempo, en uno de nuestros
almuerzos, le hizo constar de forma brillante y áspera a la vez al
operario de turno, que él tomaba la manzanilla en vaso largo, porque
en eso estoy de acuerdo con él Sire, tomarlo como lo tomamos aquí
en Valencia, en taza, es una de las múltiples mariconadas propias de
estas tierras mediterraneas, de las que yo soy partícipe, y lo que
es más con sumo gusto. Pues bueno a pesar de todo ello, cada vez que
vamos al citado local, el operario, que además es propietario del
mismo se lo sirve de esa manera, es lo que ocurre con los
intelectuales, a unos nos dirían antipático por ello, sin embargo
“ellos” tienen carta blanca, aunque os hago notar que este
privilegio sólo lo tiene el Viejo Lobo.
Y no quiero entrar en ciertos detalles ornamentales tipo gafas negras
ochenteras que parece que las hayan lijadas, o ese propósito que
tiene el Viejo Lobo de encontrar como sea una camisa con chorreras
para exibirla ante las amistades en alguna cena veraniega en Cullera.
En
fin como podeis ver El Viejo Lobo tiene innumerables virtudes
defectuosas o tal vez defectos virtuosos, en el capítulo de
desastres estaría tener un amigo como yo, y en el de desastres
absolutos estaría el de reírle las gracias a mis heterónimos, que
como Vuecencia sabe son numerosos.
Hoy
os quería hablar de uno de ellos, nuestro Polichinela, bueno más
bien un Polichinela de saldo, de todo a cien, ya conoceis sus
desventuras en el arte del fracaso sentimental y también en el
futbolístico, porque como sabeís es un profesional del fracaso.
Nuestro
Polichinela, es un trasunto de aquel personaje carismático de la
comedia italiana, en concreto de la napolitana. Como sabeis este
personaje, siempre aparecía en todas las comedias del arte italiano,
pero sin diálogo, de fondo, pero el caso es que siempre estaba ahí,
era simplemente una “figura decorativa”, sin diálogo, su
“encanto” residía en eso, en que no decía nada.
Pero
sin embargo nuestro Polichinela, no esta por esa labor, esta
empeñado, en que se le de aunque sea una corta frase, aparece en
todos los sainetes principescos, y sí, estará cerca de las
princesas, pero no les puede decir nada, porque “el director”,
tiene a bien no darle ni siquiera una exclamación. Pero sin embargo
él sigue ahí, no sólo eso, lo más tremendo, es que este patético
personaje, lleva en la mano su libreto, por cierto ya viejo y
arrugado, por el tiempo que tiene ya, pidiendo como sea una
oportunidad para entrar en escena.
Y
además, Sire, y esto sí es escandaloso, es que con tal de estar en
escena, se dedica a quitar las cajas y demás decorados al final de
cada acto, en que alguna de las princesas ha tenido alguna cuita con
algún garbancito, con más suerte que nuestro Polichinela, y que ha
tenido la fortuna de que le den protagonismo en los sucesivos
sainetes, que nuestro Polichinela llama con enorme cursileria
“Historias de Amor”. Y además esa mania cansina que tiene
ultimamente de ponerse a todas horas canciones del gran Luis Miguel,
y esto sí que tiene gracia, en su mente calenturienta, intenta
encontrar en las bellas letras de sus temas un nexo de unión con
sus patéticas andanzas sentimentales, ya lo dijo el Maestro Juan
Benet, “nunca llegaremos a nada”.
En
fin ya ve Vuecencia, la pesadez de este personaje sigue ahí, no hay
manera de quitarlo de enmedio, eso sí, cada vez fracasando mejor.
Nuestro Polichinela, ni siquiera podrá involucionar para ser una
versión pendenciera del Polichinela clásico, porque como Vuecencia
sabe, algunas versiones menores de este personaje lo retrataban como
un rufian menor, amigo de las peleas y del juego. Eso sí tanto en el
Polichinela clásico como en el nuestro, su éxito con las princesas
era el mismo, inexsistente.
Así
que igual que al Maestro Umbral decía con sorna que lo mejor que
había escrito era un plagio, en el caso de nuestro Polichinela, lo
que mejor que hace es encargarse del atrezzo entre acto y acto, es
para lo que sirve, lo malo es que en su caso sí que es verdad.
Seguid
con salud. Saludos E.
Besos
desde la guarida.
4 comentarios:
Sr. Francotirador: No iba a contestarle, dado que, debido a su gran número de desvaríos no sabe uno por donde empezar. Pero ha tenido usted suerte, porque siempre me han atraído los jorobados y si además llevan máscara carnavalesca, miel sobre hojuelas.Comprendo que usted quiera evolucionar en el escalafón de los papeles a interpretar en esta obra de teatro que es la vida, pero desgraciadamente usted no da la talla. En el mejor de los casos se queda a mitad de camino entre bufón de Corte y Polichinela, al estilo Giménez Caballero, que lo mismo le da ser atláter de José Antonio que de Franco. A usted le sucede algo parecido, le resulta lo mismo cortejar a una princesa que a otra, de todas cree sentirse enamorado, cuando usted hace muchísimo tiempo que no experimenta ese estado y sin embargo insiste en cortejar a pseudoprincesas que ni se merecen su amor, ni saben en muchos casos lo que ese sentimiento significa. Le reconozco que entre sainete y sainete, de vez en cuando, surge alguna farsa y entonces es cuando emerge Polichinela. Pero, sin embargo, el papel a usted le viene grande, por eso al final acaba usted colocando bambalinas o como mucho sujetando la tramoya, pero nunca, nunca levanta el telón.
En cualquier caso un abrazo.
En primer lugar comentarle que por una vez y que sin que sirva de precedente, mi entrada es mejor que su comentario, pese a lo cual cual no deja de ser brillante y bien esrito, como no podía ser menos. En todo caso ciertas cosas las tendré por oídas pero no escuchadas, y además comentarle que efectivamente ha habido alguna pseudoprincesa, pero no es la que usted se piensa, lo que si que abundan son garbancitos. Le agradezco que haya bajado un poco el nivel de sus comentarios, aunque incluso este último sigue siendo mejor que la mayoría de mis entradas, se que lo hace para epatar como buen intelectual. Un beso Viejo Lobo.
Por cierto me ha encantado lo que "no doy la talla" y sobre todo que "nunca levanto el telón".
El exceso de alagos debilita y usted es entre otras cosas un adulador. Celebro que por una vez, me valore en su justa medida. Lo celebro.
Un abrazo.
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