martes, 17 de noviembre de 2015

LAS AUSENCIAS (II).



Querido S:

Pretendía hablaros de mis vacaciones, o de la ocurrencias del Príncipe, es decir este tenía que ser de nuevo un post alegre o no tan triste, tal vez lo sea menos que el anterior o tal vez más. El caso es que suelo pasar a menudo por la casa familiar, que cerramos no hace mucho, ha estado varias semanas vacía, alguna vez me he atrevido a subir, sin que nadie lo supiera, y era una sensación triste, ese lugar ha sido durante casi cincuenta años escenario de tristezas y alegrías de llantos y de risas. En general, por fortuna, de más ratos buenos que malos. La familia que vivió allí, nosotros, ya no existe,  miraba a esa casa desde fuera,  estaba oscura, triste, o en verdad el que estaba triste y desolado era yo.

Pero hace unos pocos días, por fin han llegado unos nuevos inquilinos, a los que veo como intrusos, pensando de forma egoísta. Pero quiero pensar como dice mi amigo el Viejo Lobo, quien suele tener razón, que quienes ahora están allí, empiezan una nueva vida, una nueva historia, algo que se inicia. A mí me resulta duro mirar hacia arriba y ver a extraños allí, sin embargo siento una alegre tristeza, os pido disculpas por el oximoron,  pero es así. Los nuevos inquilinos han pintado el piso, vuelve a haber algo, es posible que alegría, supongo que mis padres estarán satisfechos de ver que donde ellos crearon una familia, una vida, vuelva a germinar otra. Pero aún así, os ruego que lo entendáis, sigo sintiendo una íntima amargura, que aún así no me impide pasar cerca de lo que fue mi antigua casa a la menor oportunidad, aunque mi corazón se agite, mi piel se estremezca y tenga que apretar los dientes para no llorar.

De nuevo termino de escribir con los ojos húmedos, pensando en ellos, y sintiendo más su falta  cada día que pasa, porque su ausencia me hace extrañar más que nunca el verdadero cariño.

Seguid con salud.

Saludos. E.

1 comentario:

El Viejo Lobo dijo...

Un abrazo.