Querido
S:
Como
Vuecencia sabe he terminado recientemente mi feliz periodo de asueto,
y me gustaría hablar de él, de mis experiencias, de la suerte que
he tenido de ver a esas mujeres castellanas de Salamanca y
Valladolid, auténtica damas, pues sólo ellas llevan tacones o botas
altas hasta para ir a misa. Sin embargo el Viejo Lobo, español de
bien, extraordinario rapsoda y seductor inconsciente de toda fémina
que, infeliz ella, se deje caer cerca de donde el Maestro campe sus
reales, ha tenido a bien o más bien a mal, iniciar un régimen
alimenticio y también en cuanto a bebidas espiritosas. Ahora no
arrambla con medio jabalí, astado de grueso tonelaje o cualquier
especie que sea capaz de ser cazada por sus propias manos, también
ha renunciado, en el colmo del dandismo a beberse hasta el agua de
los floreros.
En
la actualidad y como muestra irrefutable de que nuestra sagrada
Patria desaparece, se desvanece, deja de existir, interrumpe su noble
latido, en vulgo hereje, se va a la puta mierda. Como digo, nuestro
héroe se ha pasado a las “ensaladitas”, “pescadillos a la
plancha” y demás mariconadas culinarias característicos de esos
patéticos programas de cocina que defecan las televisiones
españolas, para general disfrute del infecto populacho que cada día
vemos en nuestro rutinario laboro. Pero Sire, lo peor de todo es que
ha dejado ese vino peleón, tan propio y tan entrañable de los
restaurante de menú que inundan España, y en los que nuestro “común
amigo”, otro personaje de cuidado, intenta infructuosamente
llevarse al huerto a alguna dama despistada, ante cuyo fracaso, tira
de su triste repertorio y se dedica a dar la brasa hablando de sus
desamores.
En
fin este el triste páramo ante el que nos encontramos, cuarenta años
después, de la muerte del Generalísimo Franco, esa egregia figura
que ilumino los destinos de nuestra Patria durante tanto tiempo.
Vitoreado por una chusma de aduladores cuando en sus primeros años
se rompía la mano derecha, no por practicar el noble arte del
onanismo, sino por firmar sentencias de muerte, y que a su
fallecimiento esa misma bazofia grupal, eufemismo para llamar a los
españoles, renegó de él a pesar de habernos legado una España
próspera y moderna cuando lo que recibió fue un país inmerso en el
terror y la anarquía en que la habían sumido las hordas marxistas y
rojas.
De
todas maneras esperamos que el Viejo Lobo vuelva a sus hábitos,
propios de cualquiera español que se precie, y si esta entrada,
además de para alimentar su insaciable ego, sirve para que vuelva en
sí y recupere la cordura me sentiré más que satisfecho.¡VIVA
FRANCO! ¡¡ARRIBA ESPAÑA!!.
Seguid
con Salud.
Saludos.
E.
3 comentarios:
40 años sin el sepulturero mayor! La pena es que todavía estamos pagando las consecuencias de su en mala hora alzamiento contra el Gobierno legítimo de la República. Este individuo llenó España de tortura, muerte, violación, hambre, miseria, odio y sobre todo miedo, mucho miedo. Las consecuencias fueron devastadoras: millones de muertos y un país en ruinas. Qué personaje más execrable!
Respecto a mi dieta. Tiene usted razón, es una decisión absurda, porque la báscula me dice que no pierdo ni un gramo. No sé cuando volveré a la habitualidad. En cualquier caso usted se dará cuenta el primero.
Un abrazo
VIEJO LOBO:
Estoy completamente de acuerdo con usted en sus apreciaciones históricas, esos siniestros personajes responsables de tanto dolor, de matanzas no sólo del bando contrario sino del propio, pero hay que pasar página, respetando por supuesto el légitimo derecho de quienes honestamente quieren recuperar los cuerpos de sus deudos víctimas de esos asesinos, para que descansen siempre dignamente. Lo dicho olvidemos a esos criminales como Santiago Carrillo, Valentin González "El Campesino", Enrique Lister o Dolores Ibarruri,ya han muerto, a pesar de que partidos como Podemos reivindiquen su legado de muerte y de terror como el de otros del presente como son los etarras, pero como dijo nuestro héroe Ortega Lara sobre el etarra Borinaga, tras su muerte y a pesar de haber sido su carcelero, esperemos que encuentren en la otra vida la paz que no tuvieran en esta.
Un beso Viejo Lobo.
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