Contaba Francisco Umbral en su “Diccionario de
Literatura” que en cierta ocasión visitó a Adolfo Marsillach en su
camerino y que durante el largo rato que
estuvo, permaneció de pie sin que aquel le ofreciese ningún asiento. Marsillach
le dijo a Umbral textualmente “Paco es
que tú impresionas”.
Algunos y
algunas adoptan actitudes o maneras que
no se corresponden con las que normalmente usan, cuando se encuentran delante
de ciertas personas.
Estaba comiendo
con mi amigo el Viejo Lobo, y hacía tiempo que sabía, que Salutio y Silas, no
eran personajes de mi desquiciada
imaginación, sino que eran reales, y
comían en la mesa de al lado, a la distancia suficiente como para oír
claramente su conversación. Durante los días anteriores en que habíamos
coincidido con ellos, me había dado cuenta de que estas dos personas, se
caracterizaban por una enorme incontinencia verbal. Ese día pude escuchar a
Salutio reconocer como defecto a corregir,
que cuando tenía un tema entre ceja y ceja siempre lo introducía en
cualquier conversación. Así por ejemplo, durante un tiempo le dio por el Plan
de Estabilización de 1959, y aprovechaba cualquier pretexto para hablar de él .
Otra vez su tema recurrente era una conferencia del maestro Arcadi Espada
titulada “Democracia VS Teocracia”
. En concreto ese día hablaba de
la dicotomía interrelacionada de lo físico
con lo espiritual, y que según él era la clave de las relaciones
humanas, especialmente de sus avatares
con las señoras. Silas, que también hablaba por los codos, no podía meter baza.
En algunos momentos pude ver con estupefacción como Salutio incluso llegaba a
levantarse de la silla realizando aspavientos. Sin embargo justo en ese momento
ocurrió algo o más bien llegó alguien que lo cambio todo.
Apareció una hermosa mujer, tez morena, sonrisa blanca,
andares garbosos, culito tomatero, que diría el Clásico, bien vestida,
“una mujer como las de antes”, cuando
España era una Unidad de destino en lo Universal, expresión ciertamente más
cercana al eslogan de una manifa “antiglobalización” y progre que otra cosa.
Aunque al fin y al cabo, el franquismo en
determinados aspectos, no era más que una recreación decimonónica del
Universo progre (bueno el progrerio ya es en si decimonónico), no hay más que
ver como en política internacional tienen en común su simpatía por los países
árabes y su odio a Israel.
La citada dama tomó asiento en la mesa en la que estaban
ambos personajes y de repente como si se hubiera encendido o apagado un
interruptor invisible, se hubiera
desencadenado un extraño sortilegio, o sinergía, Salutio se calló, no es sólo
que dejó de hablar es que casi permaneció en silencio durante el largo
rato que estuvieron los tres juntos. Silas con su elegante acento mesetario, y
la mujer en cuestión, con su dulce tono de voz, no pararon de hablar durante
ese tiempo.
No entendía ese cambio de actitud de Salutio, desde luego
no era él, por lo que fuese la sola presencia de esa dama le hacia comportarse
de forma diferente, y dejaba de ser esa persona locuaz, en algunos
momentos apabullante en su dialéctica.
Puede que fuese el amor, el pudor, el temor u otra cosa que escape a mis cortas
entendederas, pero desde luego estaba relacionado con la presencia de esa
mujer.
Pero al fin y al cabo, si le había ocurrido a Marsillach
ante la presencia de Umbral, a Salutio, por otras razones, también le pasaba
eso, pero desde luego, él no podía decirle a su dama, “es que tú me
impresionas”.... porque ella ya lo
sabía.
2 comentarios:
A usted su dama le deja mudo, otros no pueden parar de hablar, pero la razón es la misma. Ellas son imponentes.
Un abrazo.
EL VIEJO LOBO:
Por eso precisamente son nuestras damas, aunque en algunos casos sean inalcanzables.
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