LA CALLE,EL TERRITORIO PERDIDO.
Recuerdo cuando era niño y volvía el colegio por la mañana,que después de dejar la cartera con los libros me bajaba a la calle a jugar al fútbol,las consecuencias no eran demasiado buenas en invierno me cargaba unas rodilleras cada 15 días,y en verano subía a casa con las rodillas sucias,en ambos casos suponían el enfado de mi madre..Pero en aquella época la calle no era lo que es hoy o mejor dicho en lo que se ha convertido,esta entrada no pretende ser pretenciosa en absoluto,ni tampoco cursi (aunque debido a mi torpeza puede que sí),aunque si melancólica.En aquellos años de mi infancia,los chavales aún jugábamos en la calle al fútbol,produciendo como es normal alguna molestia,había enfados entre nosotros debido a nuestros juegos,pero sin embargo creo que eso precisamente le daba vida a la calle,sin embargo ahora todo es diferente,gorrillas,bicicleteros (que no ciclistas) y demás escoria similar han tomado las ciudades y por ello las calles,que han dejado de ser de los peatones,y por supuesto de los niños porque ya no juegan en la calle,los parques se han poblado de drogadictos,descuideros y otra gentuza "ociosa",por supuesto que esos años de mi niñez no es que fuera idílica,aunque se asemeja en comparación con la actualidad,pero sin embargo como he dicho podías estar en la calle.Me llama la atención como por ejemplo mi admirado Javier Marias en su último artículo dice las tonterías que dice,como tiene por costumbre al hablar de las molestias que le produce las celebraciones religiosas cristianas durante la Semana Santa,bueno esa puede ser su opinión,en cuanto a "fiestas populares" locales mi opinión es bastante clara ,pero en esta ocasión,como en otra otras,no coincido como mi admirado Javier Marias.La calle se ha perdido definitivamente,entre la indiferencia de unos,la impotencia de unos pocos,la apatía de casi todos y la negligencia de nuestras autoridades,que como en otras cosas para eso les pagamos.El caso es que recuerdo con doble envidia esa época,por ser como era y sobre todo porque yo era un niño.
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