Querido
Maestro:
Gracias
por vivir, por amar, por dedicar unos momentos imperecederos de
vuestro precioso tiempo a nuestro polichinela de saldo.
Siempre
supimos que el susodicho nunca podría ser un bufon, porque para ello
hay que tener la entidad que tiene vuestra Excelencia, que siendo el
verdaro bufon del reino, tuvo la gentileza de dedicarle el libro que
nuestro polichinela de saldo os entregó. Os tengo que decir que esa
obra maestra de la literatura escrito por vuestra Excelencia fue
adquirido, por supuesto de forma legal por módico precio, gracias a
las nobles artes de nuestro amigo el gato calvinista que lleva de
forma brillante, un pequeño negocio de compraventa de libros, y que,
como casi todo en esta vida lo gestiona con destreza y sapiencia
castellana.
Pero
como os decía Excelencia nunca tendremos palabras suficientes para
agradeceros tanto mis heterónimos como yo, en ambos casos tristes y
malas copias de pseudobufon, que vos, el Gran Bufon, el Maestro,
nuestro referente haya venido a actuar a nuestra ciudad y además nos
haya saludado.
En
todo caso sólo desearos lo mejor tanto en la música como en la
vida, porque coincido con vos el teatro no existe, solo hay poesía y
música, solo hay buenos y malos poetas y buenos y malos músicos.
Excelencia
disfrutad de vuestra amada y sólo os puedo desear lo que me desearía
en este sentido para mí, que el barquero nos venga a buscar antes a
nosotros que a ellas porque sin ellas no podriamos vivir y todo esto
no tendría sentido.
Seguido
con salud. Saludos E.
Besos
desde la guarida.
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