Querido S:
Como Vuecencia sabe el
pasado fin de semana asistí a un gozoso acontecimiento familiar.
Dicho evento coincidió de soslayo con el llamado “Black Friday”,
esa estúpida costumbre norteamericana que la bazofia popular y con
derecho a voto ha adoptado, para realizar las compras prenavideñas.
Reparad Sire, en esta
chusma, copian a los americanos los viernes y los
domingos toca manifa antiyanki, patética gentuza,
ignorante, sectaria, intolerante, pero lo peor de todo hipócrita. En
contraposición a todo esto, se me presentaba una boda
familiar, como bien sabéis, soy un pérfido ateó en
busca de alguna deidad, llegado a este punto me da lo mismo divina
que humana. Por eso cuando asisto a estos conciliábulos,
no me pierdo una misa. Os voy a justificar mi asistencia a ella a
pesar de mis no creencias, aún espero encontrar una en la que el
cura cumpla con su obligación y más en una boda, que es amenazar a
los contrayentes con el fuego del infierno si vulneran
las “sagradas normas” del matrimonio cristiano.
Así es Sire, igual que
cuando se entra un club, nos comprometemos a cumplir
sus normas, cuando uno se casa por la iglesia el oficiante,
sacerdote, cura, vamos el que corta el bacalao en la ceremonia tiene
que decir que caerán las penas del infierno sobre
aquellos que vulneren la Ley de Dios. Pero esto ya no
se hace así, ¿como no va a crecer el número de ateos?, por eso se
pierde la Fe, siempre tiene que haber una instancia superior que
dicte las normas, el comportamiento no sólo externo sino también
dentro de las familias y las parejas.
El oficiante en cuestión
se marco unos palabros empalagosos, cursis, mezcla de una versión
edulcorada de la gran película “Emmanuel”, con la que tanto
disfrutamos en una precoz adolescencia, una visión
luterana de “Siete novias para siete hermanos” y el bacanal final
de cualquier programa de telebasura. En fin Sire, me sentí
decepcionado y triste por la falta de talento del diácono, y
es que ya no hay curas como los de antes sin barba, vestidos de
negro, con alzacuello, incluso alguno con boina, no me quiero
emocionar recordando a aquellos sacerdotes de antaño, que podían
acojonar al más pintado cuando decía que si pecabas te esperaba lo
peor de lo peor. En fin vaya mierda.
Y para rematar la jornada,
uno que intenta integrarse, que siempre se implica en cualquier
celebración familiar, danzando portentosas melodias que nos puedan
conducir a las cercanías de alguna fémina despistada, que en un
momento de debilidad pueda sucumbir a nuestros encantos, de nuevo
Sire fracase en todo ello . En fin como dirían nuestros Maestros
Escolásticos, “otra boda sin follar”. No quiero seguir con este
amargo escrito decadentista contando un nuevo fracaso en mi búsqueda
del Amor, afortunadamente para Vuecencia, sois dichoso en ese
aspecto. De todas maneras debéis de saber que como español de bien
y patriota de pro, no cejare en mi empeño de encontrar esa Dama que
cure nuestras heridas y seque nuestras lágrimas en estos momentos de
zozobra para nuestra Patria.
Seguid con salud.
Un abrazo. E.
2 comentarios:
Está usted en lo cierto. Los curas de entonces daban la misa en latín y saludaban con el brazo en alto como agradecimiento al supulturero mayor, cuyo nombre usted ya habrá adivinado.Peto también eran muy hombres y muy folladores, debajo de la sonata guardaban buen nardo y buenas ganas y le arrimaban todo el taller a todo dama que iba a pedir consuelo al confesionario. Eso sí que era tener contenta a la comunidad: una homilía repasando los principios generales del Movimiento y las parroquianas bien folladas por el cura de la esquina. Por eso en aquel entonces no había divorcios, dado que si el marido no cumplía, la dama en cuestión se consolaba con el cura más cercano, que además de resultón, tenía buena conversación, que es lo que más les gustaba, pasarlo bien mientas su confesor le recuerda lo puta que es. Pero todo tenía arreglo, si ella se sentía culpable, después de recibir el cariño, que no tenía en casa con dos o tres oraciones todo arreglado. Tienes usted razón, ya no hay curas como los de antes.
Un abrazo.
VIEJO LOBO:
Gracias, como siempre, por su brillante comentario, en todo caso si que tengo que manifestarle que durante nuestra Cruzada de Liberación, la parte de España que había quedado en zona roja sufrió en lo que al clero se refiere una persecución y exterminio que no se conocían desde los tiempos de los romanos.Sin embargo los curas españoles, más que curas son españoles y por lo tanto ingratos, olvidaron el papel que tuvo el Caudillo como defensor de la Fe y en muchos casos se convirtieron en auténticos rojazos que defendieron a aquellos que peor los trataron. Y más en la actualidad pues ya puede ver a los curas vascos y catalanes, representantes de la peor escoria espiritual defendiendo a separatistas y terroristas. Un beso, Viejo Lobo.
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