viernes, 27 de noviembre de 2015

LA BRONCA.


Querido S:

Me siento orgulloso cual brioso legionario o cualquiera de los héroes de nuestra sagrada historia, de tener los amigos que tengo, pocos, que nunca son ni conocidos ni saludados como decía el Maestro Josep Pla, pues de estos hay a montones. El caso es que el Príncipe ha tenido a bien pegarme una buena bronca, dura, sin ambages, sin excusas, sincera, austera, dura en el contenido y no en las formas, vamos como una buena hostia, y como solo lo hacen los amigos de verdad, aquellos a quienes entregamos nuestros secretos, comentarios, tristezas, alegrías, pero sobre todo, y la principal razón por la que son nuestros amigos, nuestra confianza.

Ya veis Sire, una buena bronca, más que bronca amonestación, observación profusa, y que me acalló. Cuando alguien te pone en solfa de esa manera, es porque es de verdad tu amigo, le importas, quiere saber como estas, no quiere que seas como esa bazofia que nos rodea, porque esa bazofia no le importa nada, pero su amigo, en este caso yo, sí. Ya sabéis, que en nuestra Patria abundan, los sectarios y los gilipollas, yo modestamente pienso que lo que abundan es una mezcla de ambos, porque en España el sectarismo y la gilipollez son transversales, como diría un cursi. Desde hace años me he dado cuenta que en menor medida yo era uno más de esa gentuza por eso lo he intentado corregir. La forma es muy sencilla reconociendo no sólo los méritos de los nuestros, sino también de los ajenos, no sólo eso, pienso que se aprende más de estos últimos, los ajenos, y afortunadamente mis amigos pertenecen a ese grupo, de quienes discrepo en lo accesorio, es decir lo más abundante, pero coincido en lo esencial. El Príncipe, o el Viejo Lobo, son esos ajenos de los que nunca nos cansaremos de aprender.

Pero a pesar de ser parecidos no son iguales. El Príncipe sería más prosaico, pero también con un toque de amarga espiritualidad, que le hace leer lo que nadie lee, e interesarse por lo que nadie se interesa, a pesar de ser lo verdaderamente interesante. En cambio el Viejo Lobo, arma un desconcertante discurso, a mitad de camino entre un Mesetario resabiado y un provinciano ávido de tener más conocimientos, todo ello para esconder su brillantez entre la manada de mediocres que le rodea.

De cualquier manera Sire, os tengo que decir que llegado este punto mi desquiciado cerebro ha llegado a la conclusión que mis dos amigos tienen más puntos en común que otra cosa, capaces de rapsodar de forma brillante cualquier fábula relacionada con los acontecimientos diarios, coloreando una realidad gris, fijando su ojo escrutador en detalles de los que ninguno nos damos cuenta. A lo que único que puedo aspirar es a escucharlos y que alguna gota del infinito torrente de sabiduría que caracteriza a ambos me moje aunque sea levemente, porque aunque sea egoístamente quisiera que ambos fueran inmortales, para que como decía David Gistau del Maestro Umbral, exista esa realidad saludable que esta ahí para que ellos la cuenten.

Seguid con Salud.

Saludos E.



2 comentarios:

El Viejo Lobo dijo...

Querido Francotirador:

Mi padre, muy amante de utilizar refranes cuando fabla, siempre dice aquello de quien bien te quiere te hará llorar. Tanto en el amor como la amistad, una buena bronca es signo de salubridad. Aunque yo en su lugar no tomaría en serio ni mis palabras, ni mucho menos mis opiniones, siempre subjetivas y en muchas ocasiones desacertadas. Pero le recomiendo que haga caso a Nietzsche cuando dice que renegar de nuestros defectos es el primer paso para hacerlo de nuestras virtudes.

Cuídese y siga alimentando ese duende tan desbordante, amargo, desordenado y a la vez fascinante, a media distancia entre Ernesto Giménez Caballero y Federico Gimenez Losantos; salpicado de luces y sombras, entre Santiago Amón y Labordeta, y haciendo méritos para ser considerado el mejor bufón de feria entre Arcadi Espada y el irreverente Albert Boadella; y con ese ateísmo con minusvalías, que en realidad es puro escepticismo al estilo de Josep Plá, y todo aderezado de un realismo mágico, que nos asoma a la otra verdad como nos enseñaron Valle-Inclán y Álvaro Cunqueiro. Por lo que no me extraña absolutamente nada sus delirios y alucionaciones, sus juicios y valores dado que usted ha montado con todo ello un circo de heterónimos propios e incluso extraños,en esto último radica su genio extraordinario y su esparramada creatividad.

Un abrazo y hasta siempre.

EL FRANCOTIRADOR dijo...

VIEJO LOBO:

Tengo que contarle una confidencia, escribo estas entradas para que usted haga unos comentarios tan brillantes como este y así me apabulle con su cultura. Y una última cosa, la bronca la tenía bien merecida,y gracias ella y alguna que otra más moderada, usted me salva de caer en el lado oscuro, y ser un mierdecilla como el resto de la chusma que nos acompaña tanto en el trabajo como fuera de él. Un beso muy muerte Viejo Lobo, gracias por ser mi amigo. Aunque eso sí usted no tiene ni puta idea de fúbol.