Sospechas, que en mi triste fantasía
puestas, hacéis la guerra a mi sentido,
volviendo y revolviendo el afligido
pecho, con dura mano noche y día;
ya se acabó la resistencia mía
y la fuerza del alma; ya rendido
vencer de vos me dejo, arrepentido
de haberos contrastado en tal porfía.
Llevadme a aquel lugar tan espantable,
que, por no ver mi muerte allí esculpida,
cerrados hasta aquí tuve los ojos.
Las armas pongo ya, que concedida
no es tan larga defensa al miserable;
colgad en vuestro carro mis despojos.
Un reto emocional
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Pedro Sánchez hizo ayer, durante la sesión de control al Gobierno, yo creo
que la primera alusión a los chanchullos de su mujer después de que el
Juzgado d...
Hace 15 horas
2 comentarios:
Ya sabe usted en que lugar tengo a Garcilaso en mi biblioteca, pero me cuesta creer que un corazón como el suyo, entregue las armas y se dé por vencido.
Cautivo y desarmado.....
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