sábado, 10 de septiembre de 2016

EL TROTE COCHINERO.




Querido S:

Vuecencia conoce la cita del gran Josep Pla "la vida es una escuela de modestia", el Viejo Maestro era un gran excéptico y a ratos incluso pesimista. Pensaba que todas las miserias del ser humano quedaban reducidas a la nada ante la infinitud de la vida, él sabia que todos nuestras pequeñas cuitas, circunstancias que nosotros llamamos problemas, no eran más que nimiedades ante lo que supone la temporalidad de la existencia terrena, tal vez don Josep podría ser como un escolástico a tiempo parcial, porque a pesar de un pensamiento como este, tan trascendente, le encantaba gozar de esas pequeñas cosas que acaban siendo esas grandes cosas, como por ejemplo el sabor de un buen pescado, sin necesidad de tener que sazonarlo precisamente por eso, o de la visión de una hermosa señorita por la calle.

Pues bien, mi amigo, el Viejo Lobo, a pesar de ser un gato profesional no deja de participar de esos pequeños gozos, pregonados por don Josep. Decía también el Maestro que las gentes gatunas, precisamente por ser de interior eran un tanto lentas en sus reacciónes. Sin embargo el caso del Viejo Lobo no es así. Aunque mesetario de pro, imagino que los largos años de estancia en este pequeño villorio de mediocridad, eso sí con mar, que es Valencia, han producido en el mismo que sea una de las personas más rápidas que conozco a la hora de responder, fabular o dramatizar el más aburrido de los hechos.

Cuenta, el también Maestro, Viejo Lobo que después de volver de sus vacaciones, los mecanismos de puesta en marcha de todas sus sinergias mentales se producen lentamente. En verdad tan brillante aseveración, no intenta justificar nada sino lo que pretende es ilustrar una filosofia de vida.

El otro día me encontraba con él despues de un opíparo almuerzo en las cercanias del puerto, acompañado por un vino travesero pero noble al paladar, cuando nos dispusimos a cruzar de una cera a otro, sin embargo se produjo un hecho que a pesar de ir acompañado de un racionalista como el Viejo Lobo, este no pudo preveer, y fue que a mitad de cruce el semáforo se puso rojo y aunque estaba lejos venía un coche a gran velocidad. El caso es que por supuesto ambos dos tuvimos que aligerar el paso, yo, modestia a parte con gran donaire y prestancia, porque como Vuecencia sabe vivo de físico, y aunque yo no pudiese percatarme podría haber alguna dama escondida en algún sitio cercano que pudiera estar mirando, por lo que nunca hay que perder las maneras.

Sin embargo el Viejo Lobo, con ese dandismo tan propio de los intelectuales como él, no sólo no mantuvo la gallardia en su apostura sino pergeño un ritmo corretil al que yo llamo trote cochinero, impropio de un español de pro como el Maestro. Cuando llegamos a la otra cera, a pesar de mis recriminaciones, el Viejo Lobo, como si no hubiera pasado nada, me hizo una sucita, pero brillante y prolija explicación de porque, aparentemente, había optado por una postura tan ridícula a la hora de correr. Fue simple, aún no estaban puestos todos los mandos mentales en marcha, lo cual, entre vos y yo, Sire, se que es falso de toda falsedad, la razón aún más simple, es que como ciertos convencionalismos puestos por nosotros mismos, no son más que tonterias que no van a ninguna parte, la existencia, es gozo, alegria, diversión, placer en el sentdo más honorable y pagano de la expresión, las penas pueden venir solas o traidas por nosotros mismos, pero nosotros podemos ser portadores de la alegria. Todo es más simple, el Viejo Lobo, como siempre, ha entendido mucho mejor que yo incluso a mi Maestro Josep Pla, "la vida es una escuela de modestia".

Seguimos sobreviviendo.

Seguid con Salud. Saludos E.

 

2 comentarios:

Unknown dijo...

Nuestro ampurdanes universal siempre tan acertado.He venido de vacaciones relajado.Me ha sentado bie seguir los pasos de Valle en su mágica tierra gallega.Veremos cómo se dan los próximos on tours
Usted siempre tan generoso conmigo.

Un abrazo dese el paraíso!

EL FRANCOTIRADOR dijo...

No soy generoso con usted, sencillamente justo, le veo bien en estas primeras jornadas tras su vuelta de vacaciones, esperemos que este año nos depare cosas buenas a todos, especialmente a las personas que aprecio como usted. Un abrazo.