Querido S:
Como Vuecencia sabe
siempre digo que soy un escolástico, además de valencianista y
ateo, y por este orden, bueno todo ello englobado dentro de la
palabra español. Tengo muy presente en el pensamiento esa unión,
esa némesis, pero al mismo tiempo separación, como símbolo de lo
que es este Mundo, y por ende las personas, entre lo espiritual y lo
físico. Lo reconozco es algo que me obsesiona.
El Príncipe une ambas
cosas, y la verdad es que no se que predomina en él, pero puede que
represente esa unión, hay momentos en que parece un Quijote, y otros
Sancho Panza, pero sin embargo sabe coger ambas cosas, sacando lo
mejor de ellas y tal vez llegando, a mi modesto parecer a eso que se
llama “alta vida”, aquello que Santa Teresa quería alcanzar y
por lo que moría.
Sin embargo yo, puede
sentir eso, pero sin poderlo apreciar y además, y eso es lo peor de
forma momentánea, es lo único bueno, yo no tendría la suficiencia
prestancia de alma para asumirlo. Por eso cuando mi heterónimo me
dice que estando enfrascado en cuitas informáticas rodeado de
cables, confuso por no saber exactamente la colocación del aparataje
de forma adecuada, aparece la amada, como os digo, este heterónimo,
se deja llevar por la pasión, o tal vez el amor, o simplemente el
deseo, no os podría decir exactamente la sensación que le invade,
él os diría que esto último. Y por una vez no estaría mintiendo
ni fabulando, os lo aseguro.
El Príncipe persona
prosaica, cuando hay que serlo, es posible que no estaría de
acuerdo, como persona de una estabilidad volatil, pero al mismo
tiempo firme, que sabe estar a lo que toca. Os pongo un ejemplo,
recuerdo en cierta ocasión que yo, como ferviente admirador de su
sapiencia, loaba cual bardo baboso, sus infinitivos conocimientos,
ante lo cual el corto por lo sano y dijo, que no era más que “que
una mierda pinchada en un palo con la bandera de Robert Jhonson y la
del Real Madrid”, ante lo cual una mente primitiva y asilvestrada
como la mía, entro en barrena y dije lo primero que me pasaba por la
cabeza, como hago siempre, “pues yo”, respondí altanero y
entusiasmado, “con la bandera de España y del Valencia”, y aquí
sentencio, enseñó, y sentó cátedra el Maestro, esta vez sí, con
voz solemne, “yo nunca pondría la bandera de España al lado de
una mierda”.
Observad Sire, la
grandeza, la brillantez, la prestancia de la contestación, pasando
como los gnósticos, a hacer prevalecer la parte espiritual, en este
caso la bandera de España como símbolo de la Patria, frente a la
parte material, en este caso, el excremento, desecho, detritus, en
fabla de cristiano viejo, “mierda”, enfatizo la expresión no con
mayúsculas sino con comillas.
Vuecencia lo sabe la
historia de la Humanidad y su gran tragedia, es el choque , entre lo
real y lo irreal, el delicado encaje entre esos dos mundos, es
posible, permitidme el atrevimiento de decir aquí mi opinión al
respecto, que uno no sea mejor que el otro sino simplemente
distintos, la adecuada conjunción de ambos repercutirá en la
felicidad de cada uno si consigue dicho propósito. El Maestro me
dice frecuentemente, que la fricción de ambas dimensiones puede ser
catastrófica, yo pienso que el Príncipe ha conseguido esa fusión,
ese maridaje tan complicado, por ello conocedor de su dificultad sabe
que no todos pueden conseguirlo. Por ello, posiblemente SAR, es tan
sabio.
Seguimos sobreviviendo.
Seguid con saludo. Saludos
E.
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