martes, 8 de marzo de 2016

MOMENTO ESCOLÁSTICO.

Querido S:

Como Vuecencia sabe siempre digo que soy un escolástico, además de valencianista y ateo, y por este orden, bueno todo ello englobado dentro de la palabra español. Tengo muy presente en el pensamiento esa unión, esa némesis, pero al mismo tiempo separación, como símbolo de lo que es este Mundo, y por ende las personas, entre lo espiritual y lo físico. Lo reconozco es algo que me obsesiona.

El Príncipe une ambas cosas, y la verdad es que no se que predomina en él, pero puede que represente esa unión, hay momentos en que parece un Quijote, y otros Sancho Panza, pero sin embargo sabe coger ambas cosas, sacando lo mejor de ellas y tal vez llegando, a mi modesto parecer a eso que se llama “alta vida”, aquello que Santa Teresa quería alcanzar y por lo que moría.

Sin embargo yo, puede sentir eso, pero sin poderlo apreciar y además, y eso es lo peor de forma momentánea, es lo único bueno, yo no tendría la suficiencia prestancia de alma para asumirlo. Por eso cuando mi heterónimo me dice que estando enfrascado en cuitas informáticas rodeado de cables, confuso por no saber exactamente la colocación del aparataje de forma adecuada, aparece la amada, como os digo, este heterónimo, se deja llevar por la pasión, o tal vez el amor, o simplemente el deseo, no os podría decir exactamente la sensación que le invade, él os diría que esto último. Y por una vez no estaría mintiendo ni fabulando, os lo aseguro.

El Príncipe persona prosaica, cuando hay que serlo, es posible que no estaría de acuerdo, como persona de una estabilidad volatil, pero al mismo tiempo firme, que sabe estar a lo que toca. Os pongo un ejemplo, recuerdo en cierta ocasión que yo, como ferviente admirador de su sapiencia, loaba cual bardo baboso, sus infinitivos conocimientos, ante lo cual el corto por lo sano y dijo, que no era más que “que una mierda pinchada en un palo con la bandera de Robert Jhonson y la del Real Madrid”, ante lo cual una mente primitiva y asilvestrada como la mía, entro en barrena y dije lo primero que me pasaba por la cabeza, como hago siempre, “pues yo”, respondí altanero y entusiasmado, “con la bandera de España y del Valencia”, y aquí sentencio, enseñó, y sentó cátedra el Maestro, esta vez sí, con voz solemne, “yo nunca pondría la bandera de España al lado de una mierda”.

Observad Sire, la grandeza, la brillantez, la prestancia de la contestación, pasando como los gnósticos, a hacer prevalecer la parte espiritual, en este caso la bandera de España como símbolo de la Patria, frente a la parte material, en este caso, el excremento, desecho, detritus, en fabla de cristiano viejo, “mierda”, enfatizo la expresión no con mayúsculas sino con comillas.

Vuecencia lo sabe la historia de la Humanidad y su gran tragedia, es el choque , entre lo real y lo irreal, el delicado encaje entre esos dos mundos, es posible, permitidme el atrevimiento de decir aquí mi opinión al respecto, que uno no sea mejor que el otro sino simplemente distintos, la adecuada conjunción de ambos repercutirá en la felicidad de cada uno si consigue dicho propósito. El Maestro me dice frecuentemente, que la fricción de ambas dimensiones puede ser catastrófica, yo pienso que el Príncipe ha conseguido esa fusión, ese maridaje tan complicado, por ello conocedor de su dificultad sabe que no todos pueden conseguirlo. Por ello, posiblemente SAR, es tan sabio.

Seguimos sobreviviendo.


Seguid con saludo. Saludos E.



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