En fin, a vuestras manos he venido,
do sé que he de morir tan apretado,
que aun aliviar con quejas mi cuidado,
como remedio, me es ya defendido;
mi vida no sé en qué se ha sostenido,
si no es en haber sido yo guardado
para que sólo en mí fuese probado
cuanto corta una espada en un rendido.
Mis lágrimas han sido derramadas
donde la sequedad y la aspereza
dieron mal fruto dellas y mi suerte:
¡basten las que por vos tengo lloradas;
no os venguéis más de mí con mi flaqueza;
allá os vengad, señora, con mi muerte!
El felón equidista
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El felón de la Moncloa eligió el término medio para exponer su virtud
definitoria. Ni Pello Otxandiano, ni José Mª Aznar: “No fue una banda
armada ni tampo...
Hace 11 horas
2 comentarios:
Me encanta Garcilaso. Vivio de una forma apasionada y plena. Murió dejando cruzando las puertas de la Historia.
Si Dios quiere, en breve, le dedicaré un artículo.
Vive Dios, que es una suerte conocer el español/castellano (táchese lo que no proceda según comunidad autónoma de origen) y poder paladear cada verso.
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