martes, 25 de diciembre de 2012

PLUMAS INVITADAS II.



Decía Paco Umbral que era peor un desengaño literario que uno amoroso. Pienso que esta frase no era más que una boutade, una provocación más, porque  desde luego quien dice algo así es que nunca ha estado enamorado. El amor ese sentimiento tan complicado que hace que nos comportemos de la forma más extraña e ilógica. Yo desde luego nunca diría esa frase, salvo fuerza mayor, es decir para impresionar a alguna hermosa señorita que me trajera a mal traer, bueno más bien a buen traer. Y también estoy seguro que el Viejo Lobo, a pesar de su enorme admiración por Umbral, tampoco la diría pero en su caso, si lo hiciese sería para provocar.

En este día de Navidad de 2012 el Viejo Lobo me ha hecho un gran regalo, como es el tener a bien después, de la insistencia de varios de los que nos consideramos sus amigos, de escribir una entrada con la que como una paloma que surca los aires hacer remontar el vuelo a este maltrecho blog. No me cansare de hacer mención a la enorme brillantez y sabiduría que atesora el Viejo Lobo en su persona. Como unos pocos más es un sobreviviente, dentro de un mundo gris y mediocre que no perdona que pueda haber personas que no sean como el resto, que no se dejen llevar por esta ola de tristeza y frustración que envuelva a la mayoría de gente con la que tratamos cada día. Como suele decir el Viejo Lobo, a veces tiene la sensación de que vive en un mundo irreal, yo modestamente y con mis escasas luces le diría que no es una sensación sino una necesidad real, algunos como él tienen la suerte de poder acceder a ese mundo, pero yo aún tengo más suerte porque soy su amigo y el me permite entrar en ese Universo, porque hace tiempo tanto él como yo llegamos a la conclusión que el que vemos cada día hace tiempo que nos dejo de interesar. Gracias y un beso Viejo Lobo. ¡ARRIBA ESPAÑA!. ¡Ah! y FELIZ NAVIDAD.


En estos momentos y salvando las distancias me siento un Lope de Vega en los momentos previos a componer  Un soneto me manda hacer Violante o don Francisco Umbral antes de pergeñar su extraordinario, genial y personalísimo Diccionario de Literatura, con la significativa diferencia, en este último caso, que a mí ningún editor me ha dado un anticipo para animar a las musas y espolear la inspiración, aunque al menos si he encontrado un alma caritativa que publique  mi modesta colaboración en este excelso blog, insigne exponente del género. Porque sí, sí, incrédulo lector, esto de escribir en un blog ya es el nuevo género literario de nuestro tiempo, dado que el entrañable epistolar ya se perdió gracias a las nuevas tecnologías y a la inmediatez que unas veces nos asiste y otras nos corroe. Ya nada se saborea como un buen whisky de malta. La información llega y se va a tal velocidad que todo parece el último trago, aquél que pedían los reos que iban a ser ajusticiados como último deseo. Ahora que lo pienso no está mal la elección, aunque no creo que les permitieran  elegir marca, pero al menos te ibas al otro mundo con las tripas calientes. Y hablando de otros mundos, y aunque no soy ningún especialista en Astrofísica, siempre me interesaron eso que los insignes científicos tan encumbrados como Oppenheimer, Penrose y Hawking denominan agujeros negros, que en palabras llanas, para no aburrir a la de por sí escasa concurrencia, se pueden definir como campos gravitatorios del espacio capaces de atraer cuerpos celestes  y  de comunicar unas realidades con otras. Casualmente en una comida navideña, uno que presume de estar pendiente de todo, por una vez y sin que sirva de ningún precedente se dedicó a escuchar una conversación que manaba de la mesa de al lado en la que un caballero alto y bien parecido, con nariz aguileña, y atacado de cierta alopecia comenzaba un discurso que no parecía tener fin ,que trataba de su relación o relaciones con las damas, su único contertulio no parecía aparentemente  prestarle atención, dado que él estaba hablando simultáneamente de Filosofía y no precisamente barata, dado que citaba a pensadores tales como Spinoza, Schopenahuer, Vidal Peña, Gabriel Albiac, Fernando Savater. Ninguno de los dos parecía prestarse la más mínima atención, pero hete aquí que llegó un momento en el que el contertulio con inquietudes filosóficas requirió al otro para intentar comprender cómo era posible que estuviera enamorado de una mujer que ha repetido múltiples veces que se busque a otra porque ella está enamorada de otro y no piensa corresponderle en  ningún sentido y que sin embargo  no tenga un sentimiento ni por asomo cercano al amor con otra, con la que ha comprobado la teoría de los vasos comunicantes del intercambio de fluidos, reconociendo incluso que es la primera mujer que se ha encontrado en su vida que le ha ofrecido muchísimo más de lo que él pone en juego sentimentalmente.  Por supuesto no obtuvo respuesta  adecuada que explicara aquél enredo erótico-festivo-sentimental. Yo creo en el amor, muy solemne fue la frase más pronunciada y por supuesto, vivo en la irrealidad. Ese mundo que está ahí al lado y por el que todos nos sentimos tan atraídos irremisiblemente como un agujero negro que nos  lleva a otra dimensión y que a veces nos hace levitar como le sucedía,  por lo escuchado en la mesa de al lado,  a su admirado común, San Juan de la Cruz.

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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BERNARDO. dijo...

La verdad es que ese personaje al que hace mención el viejo lobo es para partirse de risa,y encima repitiendo esa cantinela de "cree en el amor".Es para hacérselo mirar.

OSMIN dijo...

Lo que queda un tanto obsceno, es poner en la misma entrada al maestro Albiach o Savater,junto con este personajillo, de verbo suelto y que con perdón, tiene la picha hecha un lio.

Anónimo dijo...

el enamoramiento no se puede explicar con razones ni hechos, surge porque sí. Pero usted mismo lo ha dicho, ha reconocido (aunque seguro que a ella no se lo ha dicho jamás)que esa mujer le ha ofrecido muchísimo más de lo que él ha puesto en juego sentimentalmente. Como leí hace poco "ellos nunca dejan a su pareja, eso sólo ocurre en las películas".
Esa mujer seguro que no está enamorada de otro, aunque le quiera y hubiera cambiado todo su mundo por él, por el "filósofo". Pero él prefirió seguir con su pareja actual y no arriesgar nada. Por eso ella decidió también seguir intentándolo y no cambiar nada. Con tristeza por ambas partes, por supuesto.

EL FRANCOTIRADOR dijo...

ANONIMO:

Tiene usted razón, "ellas" nunca dejan a su pareja....afortunadamente.